Enol estaba ya muy mayor y mi familia pensó que sería buena idea traerme a casa antes de que él faltase.
Él me acompañó los primeros meses y me enseñó muchas cosas. Era el mejor maestro del mundo y tenía una paciencia infinita.
Con Chispa la cosa es muy diferente. No podemos estar la una sin la otra, pero no me consiente nada. A veces me enfado mucho con ella.